Boca de Toro Club es el nuevo bar escondido dentro del Hotel Pulitzer Buenos Aires que acoge a sus visitantes en una atmósfera íntima y cálida, donde las tapas y los cócteles de autor son protagonistas. Su propuesta se inspira en la cocina española, con reminiscencias a la gastronomía argentina y de otras latitudes.
La experiencia comienza desde el ingreso, donde el diseño y la iluminación se prestan para vivir un momento único. Al bajar unas escaleras, los telones de la entrada abren paso a un sofisticado y elegante salón, enmarcado por una llamativa barra de fondo y un escenario en el que, eventualmente, un DJ en vivo musicaliza las noches.
El diseño estuvo a cargo del reconocido interiorista Lázaro Rosa-Violán, uno de los españoles más influyentes en el mundo y top 100 por cinco años consecutivos en el Architectural Digest. Siguiendo las líneas trazadas en el Hotel Pulitzer, apoyándose en su característico maximalismo neobarroco con toques de lujo, utilizó materiales importados desde España. Se destacan textiles nobles como el gobelino de motivos florales que reviste las paredes y lámparas, el terciopelo verde profundo en sillones y cortinados, y el cuero también presente en algunos sillones. Uno de los grandes puntos focales de este bar es la barra, inspirada en épocas pasadas y diseñada con un mix de madera y azulejos labrados en tonos verdes. Además, el lugar cuenta mesas para dos y cuatro personas, y dos largos sillones de terciopelo verde que ocupan sus paredes laterales.
En este entorno, se disfrutan los dos ítems fundamentales de la propuesta: las tapas a base de productos de primera calidad y los cócteles preparados con destilados nacionales e internacionales, almíbares naturales, jarabes exóticos y frutas desecadas, trabajados de manera 100 % artesanal.
La carta, diseñada por el chef español Ismael Alonso, presenta opciones como las croquetas de pechito de cerdo, con una base de salsa bechamel y un topping de alioli; los langostinos ahumados y escabechados a baja temperatura, con frutilla, piel de zanahorias, jalapeño, aceite de limón, vinagre de algas y germinados, terminados con una salsa del jugo de las cabezas de los langostinos; las papas gofre, una especie de waffle de papa inspirado en las clásicas papas bravas, servido con alioli y una salsa de tomates de notas dulces y picantes; y el tataki de lomo, marinado con pimentón del norte y servido con escabeche de vermouth, crema de ajos asados y pomelo fresco. La estrella del menú actual es el Hot Dog Boca Club, un minipancho en pan casero con salchicha húngara de puro cerdo, crocante de cornalitos, jalapeño y mayonesa acevichada.
En tanto, la propuesta de cócteles se divide en tres: los de autor, los españoles remix y los clásicos de memoria. Entre los primeros se destaca el Lord Pulitzer, que combina gin, vermouth rosso, Cynar y maracuyá, ahumado con sándalo. Los españoles están adaptados al paladar local, como el clásico Rebujito Andaluz, con vino dulce, soda de lima-limón y menta; o el Agua de los Apóstoles, que combina gin Príncipe de los Apóstoles, vodka de pera, sidra Pulku de pera y jugo de manzana. Entre los clásicos, hay opciones como Dry Martini, Garibaldi y Aperol Spritz. La sección de bebidas se completa con vinos por copa o botella, mocktails y bebidas sin alcohol.