Mauro Opasso, es uno de esos jóvenes emprendedores que con su optimismo y entusiasmo renuevan la esperanza de pensar que a pesar de las complejidades y adversidades se puede emprender y alcanzar el éxito.
En entrevista con Sabores de Argentina, Mauro cuenta que alternaba el cursado de ingeniería civil en la Universidad Tecnológica Nacional de Mendoza con la venta diaria de sus productos, «terminaba de cursar a las 13 y siempre llevaba aceites y otras conservas en el baúl del auto, así que salía a recorrer negocios para ofrecer y promocionar las elaboraciones».
Muchas ideas se barajan en el momento de creación de una marca, si el slogan es contagioso, fácil de recordar, si tendrá gran alcance y perdurabilidad en la mente del consumidor. Sin embargo para el creador de este negocio todo era muy claro. Doña Juana sería el nombre de la marca. Esto se debe a un pedacito de historia familiar, pues Doña Juana era la abuela de Mauro, y es ella quien dejó como legado muchas de las recetas que como comensales disfrutamos. Por eso no cabe mejor leyenda para este emprendimiento que el de la gestora que inspiró y marcó el camino a seguir para su nieto.
El proyecto Doña Juana, comienza cuatro años atrás, allá por el 2018 en el living de su casa paterna. En aquel hogar se fraccionaban y envasaban aceite de oliva, miel y aceitunas, los primeros productos de la marca. Un emprendimiento en franco ascenso que actualmente, cuenta con una amplia diversidad de productos, más de 200 en total, entre escabeches, aceites, acetos y delicatessen.
Hoy, hace dos años quedó atrás el living de casa, y actualmente el fraccionamiento de la materia prima es realizada en la planta de Las Heras garantizando la calidad y también la higiene y seguridad en cada envasado.
En el mercado interno en pleno auge, ya cuentan con 100 bocas de expendio distribuidas en toda la provincia, elaboran los aceites para Pablo Chacón y comienzan a pensar en el mercado exterior.
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