Vinos y Espumantes

MAI, el vino ícono de Bodega Kaiken que habla de la historia y la plasticidad del Malbec

En el idioma Pehuenche, pueblo originario que habitó en Mendoza, Mai significa «Primero». En homenaje a aquellos habitantes de esas tierras, Kaiken decidió bautizar con ese nombre a su primer vino ícono, fruto de la constante búsqueda de la excelencia. Por ser fiel representante del terroir que le da origen, por su versatilidad y plasticidad y por las condiciones naturales que permiten su mejor expresión, el Malbec argentino ocupa un lugar indiscutido en el mundo. Bodega Kaiken invita a redescubrir su evolución a través de Kaiken MAI, su vino ícono, un 100% Malbec elaborado con uvas de VistalbaLuján de Cuyo, provincia de Mendoza, a 1.050 metros sobre el nivel del mar, finca donde se encuentra emplazada la bodega.

MAI es la perfecta expresión del Malbec del terroir de Vistalba, de donde se ha seleccionado una a una uvas de parras de 125 años para elaborar un vino único, elegante y con carácter, que luego de reposar 18 meses en barricas y 24 meses en botella, se muestra con una nariz con especies y fruta madura, sedoso, sensual y de taninos amables.

“Del Malbec argentino lo que más me atrae es la suavidad de sus taninos por las condiciones de clima y suelo que se encuentran favorablemente en este país”, expresa Aurelio Montes, dueño de la bodega, quien luego de fundar Viña Montes  en el año 1988, su primer bodega, en su tierra natal en el país vecino de Chile, en el año 2002 cruzó  la cordillera para explorar y fundar en Argentina Bodega Kaiken.

En Vistalba el clima se caracteriza por poseer una gran amplitud térmica, poca humedad y gran luminosidad. El suelo es aluvional derivado de la erosión hídrica de la Cordillera de los Andes, franco arenoso, profundo, con canto rodado a un metro de profundidad y de estructura suelta muy permeable. El magnífico terroir ofrece vinos de excelente paladar medio y cremosidad.

“MAI es un vino con mucha historia para Kaiken y como todos los Malbec argentinos se ha ido acomodando al ritmo de la evolución de la viticultura local. Pero no somos una bodega que baile al compás de las modas y las tendencias sino que buscamos la consistencia dentro de nuestro propio estilo. Hemos conseguido una calidad constante y dinámica en el tiempo y resulta muy interesante observar su evolución a lo largo de estos últimos años. Con Kaiken MAI 2019, la cosecha actual que tenemos en el mercado, hemos logrado un vino muy moderno y elegante”, observa Juan Pablo Solís, enólogo de Bodega Kaiken.
Cuatro añadas emblemáticas

MAI siempre se elaboró con Malbec de Vistalba, con uvas provenientes del viñedo centenario ubicado justo al lado de la bodega, que data del año 1920 y que ha sido cuidado con esmero porque es parte de la historia viva de Kaiken. Es un vino muy representativo porque muestra la evolución del Malbec con fluidez y con una expresión compacta.

La de 2009 fue una vendimia cálida que dio vinos con una buena estructura tánica, con concentración y frescura, aromas, longitud y acidez natural. En esa ocasión, el vino fue envejecido en barricas de roble francés, donde permaneció por 18 meses. “Por aquellos años se hacían crianzas en barricas 100% nuevas, los puntos de cosecha eran con uva bien madura, casi rozando la sobremadurez, ese era el estilo imperante. Por eso, en MAI 2009 vamos a encontrar mucho aroma a fruta negra, un vino con agarre y de taninos robustos que se ha mantenido muy bien”, explica Aurelio Montes.
El invierno 2011 fue más bien frío y seco, pero con buena disponibilidad de agua de deshielo debido a la gran cantidad de nieve que precipitó en alta montaña. Tras una vendimia 2010 con bajas en la producción, se esperaba una gran cosecha. La temporada era normal hasta que el 9 de noviembre de ese año sorprendió con una helada tardía que arrasó con varios viñedos del Valle de Uco y de Luján de Cuyo. La falta de humedad empeoró la situación.

“Casi por milagro, nuestro cuartel de Malbec prácticamente no tuvo daño. Podemos decir que 2011 fue un año balanceado, con gran expresividad. Esto se aprecia en esa añada de MAI, con taninos finos pero firmes, un vino con profundidad, con algunas notas balsámicas por el paso del tiempo y la crianza. Los años de estiba lo han equilibrado”, observa Juan Pablo Solís.

Debido al clima más frío, se perciben aromas más florales y de frutos rojos. La acidez natural fue más alta que lo normal. El 2011 fue un año de vinos perfectamente balanceados, con gran expresividad y muy buena tensión.
“La de 2016 fue mi segunda vendimia en Kaiken, estaba a cargo de los turnos nocturnos. A pesar de que fue un año climáticamente hostil, logramos vinos con muy buen balance debido a que la madurez fue progresiva y se extendió en el tiempo. Cambiamos un poco las técnicas de vinificación, empezamos a sangrar un poco menos y a priorizar la fruta. Seguimos haciendo una crianza de 18 meses pero ya el 70% del vino iba a barricas nuevas y un 30% iba a barricas de segundo y tercer uso, haciendo otro balance con la madera”, recuerda Juan Pablo Solís.
La cosecha 2019 fue una temporada con muchos extremos de temperatura, lo que provocó una carga más lenta de azúcar, que logró estabilizarse en abril. Durante la cosecha se dieron días secos lo que permitió cosechar uvas de excelente sanidad y calidad. Si bien esta cosecha se caracterizó por temperaturas un poco más altas de lo normal, en Vistalba predominan las noches frescas, lo que hizo posible llegar a la cosecha con una muy buena madurez polifenólica, sin perder el balance entre alcohol y acidez.
“Con Kaiken MAI 2019 estamos plasmando el estilo que queremos mostrar de esta etiqueta, sin grandes golpes de timón, siguiendo la premisa de Aurelio Montes y en sintonía con lo que ha ido transcurriendo en estos años. Aquí comenzamos un trabajo con barricas más grandes, de 500 y 600 litros, casi el 70% del corte va a estos barriles grandes y nuevosy el 30% restante va a barricas de 225 usadas. Lo que venimos viendo es que en las barricas grandes, al haber un mayor volumen de vino, la amalgama que hace la madera con la fruta durante la crianza de 18 meses es exquisita y podemos mantener viva la expresión del terroir de Vistalba”, subraya el enólogo de Kaiken.
El vino posee un profundo color rojo con tintes casi púrpuras, muy vivo y brillante. En nariz muestra aromas de ciruelas, moras, arándanos que recuerdan frutos del bosque. Toda esta fruta se mezcla perfectamente con las notas de vainilla, frutos secos y moka que aportan las barricas. En boca explota, es un vino con gran cuerpo, con taninos de gran carácter, bien presentes, pero aterciopelados, de un final frutal prolongado y muy agradable.
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