“El vino es fuente de riqueza, sabiduría, diversidad de culturas, suelos y regiones. Es un producto ligado al origen, que expresa la tierra y las historias de su gente”, dice la ingeniera agrónoma Silvina Montalvo propietaria de Sorocayo en el marco de su lanzamiento.
De allí su nombre, Sorocayo, haciendo referencia no solo a la expresión de un vino de montaña, sino también, a rescatar la vitivinicultura antigua del valle perpetuando sus tradiciones. “Por eso elegimos llevar en nuestra marca el rostro de un baqueano (106 años), poblador, que representa la “sabiduría, humildad, generosidad, autenticidad y sapiencia del primer trabajador de viñedos de estas tierras”, explica Silvina Montalvo, propietaria del proyecto. “Un hombre de espíritu aventurero, solidario, bondadoso que se traduce en el valor en sus rasgos de longevidad”, agrega Silvina.
Se trata del más reciente y nuevo emprendimiento enoturístico familiar ubicado en Paraje Sorocayo, un pequeño poblado en el Valle de Calingasta, provincia de SAN JUAN. Un lugar mágico, aislado de las grandes ciudades y atrapado en el tiempo entre montañas cordilleranas y el río Los Patos.
“Son vinos frutales, herbáles y de baja intervención, con un perfil salvaje, pero a su vez complejos y sofisticados, únicos, muy arraigados al lugar. Beber un vino del Valle de Calingasta es sentirse en el medio de montañas, naturaleza virgen y paisajes maravillosos”, describe Silvina, miembro de la familia fundadora. “Nuestro objetivo apunta a que, quien disfrute de un Sorocayo tenga ganas de conocer el Valle de Calingasta”, dice Silvina.
“Son vinos con un color intenso, profundo, de buen cuerpo y estructura que se destacan por la suntuosidad y potencia. A pesar de su concentración y carácter joven es un vino suave y con taninos muy redondos. Complejo y largo en boca”, describe su enólogo, Federico Sánchez Salomón.
Sorocayo posee 14 hectáreas de viñedos propios, de los cuales 8 hectáreas están plantados principalmente con Malbec desde el 2015, y en menor porcentaje, de Cabernet Franc y Pinot Noir a una altura de 1560msnm, con suelos profundos de origen aluvional de la quebrada El Carrizal, únicos en la zona, compuestos por limo y arcilla y con bastante presencia de carbonato de calcio precipitado.