“Aeropostal. Vuelo de leyenda” es el nombre de la cerveza, que se podrá conseguir en bares mendocinos y tendrá tres variedades diferentes, rememorando a tres pilotos referentes que pasaron a la historia por sus hazañas en nuestro continente. En Sabores de Argentina charlamos con dos de sus creadores el enólogo Quentin Pommier y Jerome Constant, y podes escuchar el audio al final de esta nota.
Quentin Pommier imaginó el proyecto y se encargó de su desarrollo operacional, junto al chef Alejandro Galliski Marquez, uno especializado en la producción, el otro en el maridaje con la gastronomía. Constant, reconocido gastronómico francés, residente en Mendoza, es uno de los socios del proyecto, y comentó que “cuando surgió la idea de crear esta cerveza artesanal, me pareció una iniciativa original la de fusionar nuestros perfiles gastronómicos y de la enología. También está buena la conexión que se ha dado entre la cultura argentina y francesa. Como empresario del sector, me pareció además una buena oportunidad, debido al boom de la cerveza artesanal que se está generando actualmente en Mendoza”.
El restante integrante del proyecto el enólogo Thibault Lepoutre, también enólogo. Especialista en la interpretación del terruño del Valle de Uco.
Además de los nombres de los aviadores, que diferenciará el estilo de cada producto, la contra etiqueta de las botellas llevará los reportes de incidentes que protagonizaron estos pilotos en sus viajes o misiones más conocidas, los cuales los convirtieron en mito de la aviación.
La Aeropostal Blanca está dedicada a Henri Guillaumet, aviador recordado por sobrevivir luego de un brusco accidente de avión en la Laguna del Diamante. Una cerveza liviana y refrescante, con notas de cítricos y coriandro. Su espuma es fina y compacta, en boca levemente lupulada con largo final. Fermentada con trigo.
La siguiente variedad, una APA (American Pale Ale) lleva el nombre de Jean Mermoz, quien en 1929 inauguró la línea Argentina-Chile e ingresó en la red de Sudamérica. Se trata de una bebida de color anaranjada, con espuma cremosa y persistente. Muy generosa en nariz, con aromas florales y de frutas tropicales, característicos de los lúpulos seleccionados por la receta. Frutada y resinosa en boca, con un final largo y cítrico.
La última, una rubia de corte Blonde Ale, fue bautizada con el nombre del reconocido aviador y escritor Antoine de Saint-Exupéry, célebre autor de “El principito”. En 1929 fue nombrado Director de la Compañía Aeropostal Argentina y asignado a Buenos Aires, donde participaba como piloto en la creación de la línea que tenía que llegar hasta la Patagonia. Se trata de una bebida de espuma fina y untuosa, de color dorado, notas aromáticas de frutos blancos, con amargor discreto y un final muy refrescante.
Además de estos tres estilos de cerveza rubia, está contemplado producir otras variedades especiales, siempre bajo el concepto de la Aeropostal. Estas especialidades se denominarán “Travesía”.
Un detalle original también será la información que se ubicará en la parte trasera de las botellas, las cuales llevarán una frase célebre de cada aviador y los reportes de incidentes protagonizados por los mismos.
“La aviación para unir a las personas y a los continentes”. Esa era la idea principal de Pierre Georges Letécoère, cuando creó en Toulouse la línea de aviones Aeropostal, que unía Francia, África y Sudamérica. Mendoza fue parte de esta aventura, aquí se construyó la leyenda de la aviación.
Jean Mermoz se integra como piloto a la Línea Aérea Latécoère en 1924 y cinco años después junto a otro aviador, Henri Guillaumet, inician oficialmente el tramo hacia Los Andes. En 1930 Mermoz participa en el primer enlace aeropostal sobre el Atlántico Sur y bate el récord de distancia en vuelo directo en hidroavión. En 1926, con 24 años, Guillaumet se incorpora a la compañía Latécoère. Comenzó tripulando en el recorrido Toulouse-Barcelona-Alicante. El 14 de junio de 1929 inauguró la línea Argentina-Chile e ingresó en la red de Sudamérica.
Henri Guillaumet desapareció en el mar, al igual que Mermoz y más tarde su amigo Antoine de Saint-Exupéry.
Antoine de Saint-Exupéry, el famoso escritor francés también fue uno de los héroes y pioneros de la Aeropostal. El 11 de octubre de 1926, el entonces Director de la Société d’Aviation Latécoère en Toulouse, contrató a Saint-Exupéry para volar la ruta Toulouse-Casablanca y Dakar-Casablanca. En 1929 fue nombrado Director de la Compañía Aeropostal Argentina y asignado a Buenos Aires, donde participaba como piloto en la creación de la línea que tenía que llegar hasta la Patagonia.
Las peripecias cotidianas y los éxitos de los aviadores de la Aeropostal, nos llegan –entre otras obras-por su novela Vuelo Nocturno, que describe un viaje postal en América del Sur
El accidente de Guillaumet. El 13 de junio de 1930 mientras Gullaumet sobrevolaba la Cordillera de Los Andes, fue sorprendido por una tormenta de nieve que lo obligó a realizar un aterrizaje forzoso cerca de las congeladas aguas de la Laguna del Diamante. Durante seis días, con las pocas provisiones que llevaba a bordo, caminó sin rumbo por la imponente Cordillera.
Con los pies a punto de congelarse y la ropa destrozada, fue finalmente encontrado en San Carlos, por un adolescente que vivía en la zona. Antoine de Saint Exupéry en su libro “Tierra de Hombres”, hace célebre la reflexión de Guillaumet: “lo que salva es dar un paso, más otro paso, es siempre el mismo paso que uno recomienza”.
Escucha la Charla en Radio Andina con Jerome Constant y Quentin Pommier,