Vinos y Espumantes

Walter Bressia lleva su experiencia en el mundo del vino a Bolivia

Para el entorno del vino boliviano ha sido un verdadero honor tener entre nosotros en Santa Cruz y Tarija a uno de los próceres del mundo del vino, Walter Bressia, presidente de la Asociación de Bodegas Argentinas y propietario de la Bodega Bressia. Nadie puede pasar por alto que estuvo en Bolivia en el día más importante para las bodegas argentinas, como fue la fecha del ‘Día de las Bodegas Argentinas’. Celebrar con él esta fecha ha sido una de las experiencias más notables para SCZgm, que hemos tenido el privilegio de vivir como medio de comunicación especializado; viviendo, sintiendo y aprendiendo, y celebrando esta conmemoración junto al presidente de uno de los países más importantes en el mundo en la industria vitivinícola.

Para tal figura, se necesita el ‘palacio’ ad hoc y no hay otro en nuestro país como la Academia del Vino que regenta Mauricio Zamora y su esposa. Hablamos de palacio, pues el primer ‘embajador’ del vino argentino lució sus galas y sabiduría sobre el mosto entre los selectos medios de comunicación que asistieron a este acto, donde se presentaron los vinos de su corte con el maridaje de la excelsa cocina de autor del chef Miguel Ángel Enríquez, bajo la atenta mirada y acertados y puntuales comentarios del Sommelier internacional Facundo Gagliano. Y el vino resaltó mucho más al ser escanciado dentro de las copas ‘mágicas’ de RIEDEL.

Bressia es un nombre cincelado en piedra en la esencia de la vitivinicultura argentina y que traspasa fronteras. Al mirar a los ojos de Walter Bressia, notas en su cara las cicatrices de mil batallas para hacer del vino argentino uno de los mejores del mundo, con más de 50 cosechas en sus espaldas cargadas de historia. Están los momentos heroicos de la excelente bodega Nieto Senetiner, donde consiguió ser y poner esta bodega de puntero de las grandes ligas del vino de toda la industria. Después, este enólogo mendocino puso su saber y su bravura ‘quijotesca’ en el proyecto Viniterra de vinos de alta gama.

Durante el almuerzo de cuatro pasos, Walter Bressia, acompañado de su hija Mary, el alma máter de la imagen de la bodega, delicada, sensata y dicharachera de conversación amena y ocurrente, con marcado acento mendocino, nos pusieron sobre la elegante mesa de la Academia cuatro de sus vinos de nombres sonoramente vigorosos, contundentes a la par que excelsos.

LÁGRIMA CANELA es un corte de 50% de Chardonnay y Semillón, con una graduación del 13,8%, y está considerado entre los 25 mejores vinos de Argentina. Es un blanco de gran delicadeza y sutil elegancia, fresco como debe ser en los blancos; te lleva al quinto cielo del sabor. Este vino, para empezar, lo maridamos con una empanadilla de reminiscencia argentina, sobre pizarra caliente.
PIEL NEGRA Pinot Noir, que se sale de los parámetros de la normalidad y que se ubica en un ranking insuperable, muy cremoso con ‘taninos que se pueden cortar’, fresco a la par que contundente en fruta y madera. Un vino de esta altura lo acompañamos con una trucha asalmonada, que es uno de los mejores platos que he probado salidos de la cocina de autor en estos últimos tiempos. Vino y plato: 100 puntos sobre 100.
Seguimos con el BRESSIA PROFUNDO, propio del terroir de Agredo, un blend con los mejores frutos de su viña: aterciopelado, muy balanceado, equilibrado, donde destacan aromas de moras, frambuesas y un toque muy elegante de madera que hace presente el chocolate, tabaco, dulce de leche y vainilla. En este mosto notamos los aromas del árbol aguaribay o molle que crece entre los viñedos. A PROFUNDO, para que se pudiera apreciar más, lo acompañamos con unas bien trabajadas bolitas de quinoa, crujientes por fuera y dúctiles en su interior.
El siguiente paso fue el BRESSIA CONJURO, un blend proveniente de las variedades Malbec, Cabernet Sauvignon y Merlot originarias del valle de Tupungato, Mendoza. Esta botella durmió 18 meses en barricas nuevas de roble francés y americano y una estiba en botella de 24 meses. Tiene una guarda de 12 años. Recomendamos decantarlo por su potencial. El chef hizo una propuesta de carne roja con una salsa de hongos. En resumen, viajamos a otra galaxia del mundo del vino.
Pero estos vinos no son fruto de la casualidad, ni de la ciencia, ni de la magia, sino del esfuerzo, el trabajo y la sabiduría del que pisa día a día el terroir con los soles de la mañana y los fríos de las brillantes noches a los pies de los Andes, del sudor, el trabajo y el sufrimiento.
Pues, como dice su lema ‘Per aspera ad astra’ (A través de las dificultades a las estrellas). Esta conocida frase de Séneca expresa de modo gráfico la experiencia humana de que, para conseguir lo mejor, hay que esforzarse, de que ‘lo que vale, cuesta’, de que es preciso luchar por vencer los obstáculos y asperezas que nunca dejan de presentarse a lo largo de la vida, para poder alcanzar los bienes más altos. Walter Bressia, curtido en mil batallas, hizo suya esta sentencia del pensador del Imperio Romano y logró hace 23 años entrar en la galaxia del mejor vino, fundando su bodega familiar BRESSIA en Agrelo (Mendoza), que es uno de los mascarones de proa del vino argentino de calidad. Después de tres días juntos, de aeropuerto en aeropuerto, vinos y canciones, paisajes y recuerdos, risas y lágrimas, he tenido la gran oportunidad de conocer a un hombre que ha tocado las estrellas por el camino del sufrimiento, y nos deja en Bolivia esta sentencia: ‘Bolivia, especialmente Tarija, tiene en sus manos la gran oportunidad de ser uno de los referentes del vino latinoamericano. Ojalá sigan los pasos de la unidad entre las bodegas; la unión hace la fuerza.’
Este embajador mundial del vino argentino nos mostró las credenciales en la Academia del Vino; no de la sabiduría, que la tiene, sino de la vida, hablando a los neófitos comunicadores del arte del vino, dejando en blanco sobre negro lo que fue, es y será este mundo enológico. Hombres como Walter Bressia hacen falta y son necesarios en este rubro, para hacer grande este espacio de la cultura gastronómica donde el vino juega un papel fundamental. Pues a la verdad se llega; no por la exaltación de la verborrea que los eruditos sommeliers, enólogos y otros personajes suelen tener, sino por el arduo trabajo entre riscos, soles y fríos, que es el ‘Áspera’, para llegar al ‘Ad Astra’ – la galaxia Bressia – del vino que es la que él ha creado.
Fuente: www.sczgourmet.com
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