Para el entorno del vino boliviano ha sido un verdadero honor tener entre nosotros en Santa Cruz y Tarija a uno de los próceres del mundo del vino, Walter Bressia, presidente de la Asociación de Bodegas Argentinas y propietario de la Bodega Bressia. Nadie puede pasar por alto que estuvo en Bolivia en el día más importante para las bodegas argentinas, como fue la fecha del ‘Día de las Bodegas Argentinas’. Celebrar con él esta fecha ha sido una de las experiencias más notables para SCZgm, que hemos tenido el privilegio de vivir como medio de comunicación especializado; viviendo, sintiendo y aprendiendo, y celebrando esta conmemoración junto al presidente de uno de los países más importantes en el mundo en la industria vitivinícola.
Bressia es un nombre cincelado en piedra en la esencia de la vitivinicultura argentina y que traspasa fronteras. Al mirar a los ojos de Walter Bressia, notas en su cara las cicatrices de mil batallas para hacer del vino argentino uno de los mejores del mundo, con más de 50 cosechas en sus espaldas cargadas de historia. Están los momentos heroicos de la excelente bodega Nieto Senetiner, donde consiguió ser y poner esta bodega de puntero de las grandes ligas del vino de toda la industria. Después, este enólogo mendocino puso su saber y su bravura ‘quijotesca’ en el proyecto Viniterra de vinos de alta gama.
Durante el almuerzo de cuatro pasos, Walter Bressia, acompañado de su hija Mary, el alma máter de la imagen de la bodega, delicada, sensata y dicharachera de conversación amena y ocurrente, con marcado acento mendocino, nos pusieron sobre la elegante mesa de la Academia cuatro de sus vinos de nombres sonoramente vigorosos, contundentes a la par que excelsos.